Vocabulario visual
Oda al Ojo (Pablo Neruda)
Poderoso eres, pero
una arenilla,
una pata de mosca,
un miligramo de polvo
entro en tu ojo derecho
y el mundo se hizo negro y borroso.
¡Cuida el ojo!
El ojo, globo de maravilla,
pequeño pulpo
de nuestro abismo
que extrae
la luz de las tinieblas,
perla elaboradora,
maquinita rápida
como nada o como nadie,
fotógrafo vertiginoso,
pintor francés,
revelador de asombro.
Ojo,
diste nombre
a la luz de la esmeralda,
controlas las leyes de la aurora,
mides,
adviertes el peligro,
te encuentras con el rayo de otros ojos
y arde en el corazón la llamarada.
Como un milenario molusco,
te sobrecoges al ataque del ácido,
leer nóminas y novelas,
abarcas olas, ríos, geografías,
exploras,
reconoces tu bandera en el remoto mar,
entre los barcos
guardas al náufrago
el retrato más azul del cielo,
y de noche
tu pequeña ventana que se cierra
se abre por otro lado
como un túnel
a la indecisa patria de los sueños.
Entonces
dejaste penetrar bajo mis párpados
un átomo de polvo.
se me nubló la vista,
vi el mundo ennegrecido.
El oculista detrás de una escafandra
me dirigió su rayo
y me dejó caer
como una ostra
una gota de infierno.
Más tarde,
reflexivo,
recobrando la vista
y admirando los pardos,
espaciosos ojos de la que adoro,
borré mi ingratitud
con esta oda
que tus desconocidos ojos leen.